4.1. AUDREY HEPBURN.
Audrey Hepburn es uno de los rostros más conocidos del cine, su dulzura, sus finos rasgos y su peculiar forma de pronunciar el inglés son algunas de las claves de esta fama, pero sin duda lo que la catapultó a convertirse en uno de los mayores iconos del cine fue su estilo, el estilo Audrey.
Edith Head la vistió para su primer rol protagonista. Cuando William Wyler le dio el papel principal de Vacaciones en Roma, la experiencia de Audrey no pasaba de unos cuantos papeles insustanciales y el de Gigi en la obra teatral basada en la novela homónima de Colette. Pero, tras el estreno, Hollywood se rindió a aquella joven de enormes ojos y delicada figura, y Billy Wilder le ofreció el papel protagonista en Sabrina, junto a Humphrey Bogart y William Holden. Por supuesto, el vestuario quedó en manos de Edith Head, pero teniendo en cuenta que debía haber un antes y un después en la vida de la protagonista del filme, decidieron encargar a un maestro de la alta costura los trajes que iba a lucir la nueva Sabrina. Y llamaron al diseñador de alta costura Hubert de Givenchy.
Cuando avisaron a Givenchy de que se iba a encargar del vestuario de “Miss Hepburn”, él pensó que se referían a Katharine Hepburn, y tras descubrir que realmente era Audrey, en un principio se negó rotundamente para después rectificar y comenzar una amistad que duraría el resto de sus vidas y para que Audrey se convirtiera en su musa durante cuarenta años llegando a crear una fragancia inspirada en ella, L’interdit de Givenchy.
Entre las musas del diseñador francés se encontraban grandes figuras del siglo XX como Grace Kelly y Jackie Kennedy, pero con ninguna alcanzó tanta complicidad como lo hizo con Audrey Hepburn, con la que Givenchy considera haber mantenido una "amistad tan especial como un 'affaire' amoroso", tanto fue así que se convirtió en su musa.
Hay tres películas que marcaron el estilo de Audrey y que contaron con la colaboración de Givenchy, y ésas fueron Cómo robar un millón de dólares, en la que Audrey Hepburn formaba una pareja de ladrones de guante blanco con Peter O’Toole, Charada, en la que compartía cartel con un ya mayor Cary Grant, y Desayuno con diamantes, con George Peppard en su papel más famoso, el de Holly Golightly.
En ella, Holly aparece en medio de la Quinta Avenida tomando unos croissants delante del escaparate de la mastodóntica joyería Tiffany’s enfundada en un precioso vestido de seda negro que ha sido imitado hasta la saciedad, este conjunto revolucionó el mundo de la moda y se convirtió en el referente por excelencia de la elegancia y el estilo. El impacto de Audrey en la moda se extiende hasta nuestros días.
Igual ocurrió con el abrigo rojo de Charada, que Audrey paseó a las orillas del Sena junto a Cary Grant.
Pero este estilo no se quedó sólo en la pantalla, y Audrey mantuvo su peculiar look en todas sus apariciones públicas.
“¿Porqué cambiar? Cada uno tiene su propio estilo. Una vez que lo has encontrado debes aferrarte a él”
Aunque Audrey hizo de Givenchy su diseñador fetiche, otros trabajaron con ella en diferentes filmes. María de Matteis la convirtió en la Natacha de Guerra y Paz, de King Vidor, y un amplio abanico de estrellas del diseño de finales de los años sesenta (entre ellas, Mary Quant y Paco Rabanne) se pusieron a su servicio en Dos en la carretera. Un caso aparte es el del genial Cecil Beaton, autor del vestuario y la escenografía de My Fair Lady. Para Eliza Doolittle, que en manos del profesor Higgins pasará de ser una florista a una espléndida dama de sociedad, Beaton ideó una serie de trajes espectaculares, algunos de ellos inspirados en creaciones de quien era, a principios del siglo XX, el tirano de la alta costura: Paul Poiret.
Con sus diseños para My Fair Lady, el fotógrafo Beaton consiguió su segundo Oscar al mejor vestuario. El primero le había llegado seis años antes con Gigi: el papel que había puesto a Audrey Hepburn en el camino de Hollywood.
Dos en la carretera (1967) – diseño de Paco Rabbane.
My Fair Lady (1964)
“La ropa Audrey era producto de cierta filosofía de grupo: creada por Balenciaga, llevada a la práctica con éxito por Givenchy y fuertemente influenciada por Audrey.”
Con el tiempo Audrey acudiría a Ralph Lauren por su sentido europeo del estilo norteamericano.
Si la reina del pop es Madonna y la reina de de las actrices es Katharine Hepburn, Audrey Hepburn es la reina de la elegancia y del glamour y Givenchy fue su ayudante de cámara.
Pero Audrey fue un icono en todos los sentidos, su bondad y su dedicación, por encima de su salud, a las causas del sida o la malnutrición de los niños en el mundo la llevó a ser embajadora de UNICEF y a pasar sus últimos años entregada a la causa.
“Resulta irónico que me haya quedado en casa todos estos años por los niños. Ahora es por su bien por lo que recorro el mundo entero.”
4.2 MARLENE DIETRICH.
Marie Magdalene Dietrich o Marlene Dietrich (Berlín 1901 – París 1992), fue una actriz y cantante alemana que adoptó la nacionalidad estadounidense. Es considerada como uno de los mitos del llamado Séptimo Arte.
Se convirtió en un icono de la moda para los altos diseñadores así como para las estrellas que la sucedieron. Popularizó, entre otras prendas, el uso del pantalón femenino, lo cual, junto con suimagen de femme fatale y las insinuaciones de bisexualidad en alguna de sus películas, contribuyó a menudo a crear fuertes rumores, nunca confrmados, sobre su vida sentimental. Fue un icono de la elegancia y del glamour.
El Ángel Azul (1930)
4.3. RITA HAYWORTH: GLAMOUR DE HOLLYWOOD.
Rita Hayworth (1918-1987)
Su escena con el guante en Gilda es uno de los mayores tesoros visuales del siglo XX.Rita empezó su carrera como bailarina a la temprana edad de 13 años. Trabajó en muchos escenarios, sobre todo en México, como pareja de baile de su padre, quien la explotó hasta la saciedad, e incluso se dice abusó de ella física, psicológica y sexualmente. Esta relación marcó su personalidad.
El papel de Doña Sol en Sangre y arena, junto a Tyrone Power y Linda Darnell signifcó su lanzamiento como sex symbol indiscutible durante toda una década. Su carrera ya era imparable y se convirtió en la más grande estrella de su época y en la mujer mejor pagada del cine.
Fred Astaire la consideró su mejor pareja de baile, pero era tan magestuosa la presencia de Rita en pantalla que empequeñecía a Fred por lo que se buscó posteriormente a Ginger Rogers.
Su fama como mito erótico se consolidó en Gilda (1946), de Charles Vidor, una de las grandes películas del cine negro en la que tan sólo con un striptease y una bofetada consiguió récords de taquilla en todo el mundo. Dicha bofetada se convirtió en la más famosa de la historia del cine, propinada por su pareja protagonista Glenn Ford, en respuesta a la que ella le propinó anteriormente en el flm. La película fue un escándalo, y en países como España, fue considerada como "gravemente peligrosa" por la Iglesia Católica, debido a su striptease del brazo, en la famosa escena donde se quita un guante.
4.4. GRACE KELLY.
Grace Kelly (1929-1982)
Grace Patricia Kelly (1929 - 1982) fue una actriz estadounidense que se convirtió en Princesa de Mónaco, tras contraer matrimonio con el Príncipe Rainiero.
En 1951, a los 22 años, Kelly hizo su primera película, Catorce horas, actuando en un papel secundario. Su elegancia y delicada belleza llamaron poderosamente la atención en Hollywood, de forma que al año siguiente se le ofreció el papel principal en el western Solo ante el peligro, junto a Gary Cooper. Su siguiente flm fue Mogambo, junto a Clark Gable y Ava Gardner, por el cual fue candidata al Óscar como mejor actriz de reparto. En su corta carrera cinematográfca, Kelly fue una de las actrices favoritas de Hitchcock, con quien trabajó en tres películas, Crimen perfecto con Ray Milland, La ventana indiscreta con James Stewart, y Atrapa a un ladrón con Cary Grant.
Esta última se rodó en el principado de Mónaco, donde Grace Kelly conoció a su futuro marido.
Grace Kelly confó en Edith Head para el diseño de vestuario. La futura princesa de Mónaco ya había discutido con Hitchcock en cuestiones de este ámbito cuando, al rodar Crimen perfecto, el director estaba empeñado en que la protagonista acudiese a contestar la famosa llamada de teléfono embutida en un vestido rojo. Kelly le convenció para cambiar el vestido por una bata encima de un camisón. Así vestida, Grace sufre el asalto de un intruso al que asesina tras unos segundos de lucha. Su atuendo dio a la escena un erotismo soterrado que ni siquiera Hitchcock había podido anticipar.
En 1954 a los 25 años, ganó un Óscar a la mejor actriz principal por La angustia de vivir, co- protagonizada por Bing Crosby y William Holden.
Poco después se trasladó a Mónaco para casarse con Rainiero, quien le había manifestado, muy a su pesar, que si se convertía en princesa de Mónaco debía dejar el cine.Grace Kelly fue también soberbiamente vestida por otra diseñadora legendaria: Helen Rose, que creó los vestidos de princesa que Grace lució en la El cisne, y en su último flme, Alta sociedad. Fue también la diseñadora de su traje de novia, elaborado con un encaje de cien años de antigüedad que compró a un museo. Aquel vestido fue el secreto más celosamente guardado de la Metro, y viajó de América a Mónaco en un baúl parecido a un ataúd para esquivar la curiosidad de los paparazzi.
Grace kelly el día de su boda.
El 13 de septiembre de 1982 la princesa Grace moría en un accidente en la misma carretera que aparece en la película Atrapa a un ladrón, donde la princesa y Cary Grant hacen un picnic.
4.5. GRETA GARBO
Greta Garbo (1905-1990)
Su talante serio le hizo ganarse los apodos de «La mujer que no ríe» sólo interrumpido en una escena de su memorable flme Ninotchka donde suelta sorpresivamente una carcajada. Esta excepción hizo correr ríos de tinta en los periódicos con el titular «La Garbo ríe».
Los rumores sobre su bisexualidad y la extraña relación con Marlene Dietrich sólo acrecentaron la leyenda de Greta Garbo, convirtiéndola en uno de los más grandes mitos del séptimo arte. Aún hoy su rostro es considerado quizás el más perfecto que haya pasado por la gran pantalla.
Adrian vistió a grandes actrices de su época, pero de todas las diosas de la pantalla, ninguna le marcó como Greta Garbo. Fue el primero que vio en su delgadez extrema un maravilloso recurso y no una amenaza. La liberó de corsés y hombreras, e hizo resaltar su esqueleto con trajes que parecían haber nacido al mismo tiempo que ella. Garbo hizo de Adrian no sólo su modista preferido (diseñó el vestuario de 17 de sus flmes: Mata Hari, La dama de las camelias...), sino también su confdente y su amigo. El idilio entre Greta y Adrian terminó cuando ésta se puso a las órdenes de Cukor para rodar La mujer de las dos caras, y la Metro Goldwyn Mayer tuvo una reunión con el diseñador: quería modernizar la imagen de Garbo. Adrian se negó: entendía que su aire intemporal era la clave de su magia, del misterio que la hacía única. No podía ni quería vestirla como a las demás mujeres. Se despidió: “Cuando el glamour acaba para Garbo, acaba para mí”, dijo antes de dar un portazo. Al saberlo, Greta tuvo un arranque propio de su temperamento: “Siento que te vayas, pero, ¿sabes?, la mayoría de las cosas que hacías para mí ni siquiera me gustaban”. No era cierto, por supuesto, pero aquella frase supuso el fn de su relación fraternal. Cuando acabó la película de Cukor, Greta se dio cuenta de por qué Adrian se negaba a hacer lo que le pedían los productores. Su nueva imagen la derrotaba. Se sintió vieja, fea, vulgar. La habían convertido en una mujer igual a las otras. Y Garbo empezó a pensar que había llegado el momento de decir adiós.
Greta Garbo vestida por Adrian.